La Torre Bellesguard fue construida por Antoni Gaudí entre 1900 y 1909, con unas formas rectas muy poco habituales en su obra, inspiradas en el castillo medieval de Martín I el Humano, último rey de la dinastía catalana del Casal de Barcelona, que vivió en Bellesguard hasta su muerte en 1410. Gaudí construye un castillo a medio camino entre el modernismo y el gótico y restaura los restos del palacio medieval, que forman parte de los jardines de la finca.
Gaudí estuvo ayudado por sus colaboradores Domingo Sugrañes, que hizo los bancos de azulejos de la puerta de entrada, el arrimadero alicatado de la escalera y la casa del portero; y Juan Rubió, que construyó el viaducto de desvío del camino a la finca.
Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asume de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. El neogótico fue en aquella época uno de los estilos historicistas de mayor éxito, sobre todo a raíz de los estudios teóricos de Viollet-le-Duc. Gaudí estudió con profundidad el gótico catalán, balear y rosellonés, así como el leonés y el castellano en sus estancias en León y Burgos, llegando al convencimiento de que era un estilo imperfecto, a medio resolver. En sus obras elimina la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas, y suprime cresterías y calados excesivos
La Torre Bellesguard, propiedad en la actualidad de la familia Guilera, que continua habitando una parte de la casa, fue construida por Antoni Gaudí entre 1900 y 1909. El edificio tiene unas formas rectas muy poco habituales en la obra de Gaudí, inspiradas en el castillo medieval de Martín el Humano, y a medio camino entre el gótico y el modernismo. Aún se puede ver parte de la estructura medieval en los jardines de la finca.
La historia de Bellesguard está íntimamente ligada a la historia de Cataluña ya que sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando Martí el Humano bautiza el emplazamiento, con su nombre actual y decide mandar construir su residencia habitual. Fue también el lugar donde Serrallonga, uno de los bandoleros más famosos de Catalunya, se escondía después de actuar en la ciudad, y tuvo un papel relevante en los hechos históricos del 1714.